La palabra “condicionamiento” del post anterior se ha quedado colgada en mí y voy a decir algo más sobre ella.

Los de mi generación y muchas generaciones previas a la nuestra, ya hemos venido a una sociedad cargada de condiciones. La educación que nos han dado en casa y en la escuela estaba basada en condiciones; muchas de éstas llegaron a convertirse en tradiciones que se han estado siguiendo a rajatabla.

Hay mucha gente que vive sin saber que está condicionada. Hay muchos que lo saben y hacen todo lo que pueden para salirse de las innumerables condiciones que existen. Si abrimos los ojos podemos verlas por todas partes. Los medios de comunicación son un gran instrumento para instigarlo. ¿Has observado alguna vez el objetivo final de películas y ciertos programas? La mayoría de la gente no observa, porque se deja llevar. Es muy fácil dejarse llevar. Hace unos años vi un documental donde le preguntaban a los actores si sabían las razones por las que hacían o decían ciertas cosas como protagonistas. Sus creencias estaban tan lejos de lo que realmente era que no creyeron lo que les dijeron. Pero eso hizo que investigaran y pusieran más atención en lo que hacían. Su observación dio resultados. Estaban atónitos de lo que encontraron. Incluso viéndolo ellos mismos, les costaba creerlo. Si los protagonistas no lo ven, ¿cómo lo van a ver los espectadores? Es como la medicina que se les da a los niños, se les pone azúcar para que les sepa bien y nunca van a decir que no la quieren tomar o que es mala.

Quiero volver a lo que dije en el post anterior de que: “Los factores externos solo pueden controlar lo externo. A nuestro ser interno no lo pueden controlar nunca, porque solo nosotros tenemos acceso a él.” Sí que pueden controlarnos internamente si se lo permitimos. El miedo es una herramienta de control poderosa. ¿Quién la usa? ¿Por qué? ¿Cómo te afecta? Aquí los factores externos te condicionan interiormente, si se lo permites. ¿Cómo evitarlo? Sabiendo quién eres. Ya lo dije la semana pasada. También hay mucho sobre el tema en mi libro “Mi Despertar”.

¿Cuántas resistencias tienes? ¿Cuántos miedos tienes? ¿Cuántas debilidades tienes? ¿Cuántas fortalezas tienes? ¿Cuáles son? ¿Cuánta curiosidad sientes por saber? ¿De dónde viene tanta censura? ¿De dónde vienen tantas enfermedades diversas en los jóvenes? ¿Por qué? Sigue preguntando, porque preguntando se llega a Roma, decía mi abuela.

Yo soy la fuerza de la vida y tú también.

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