En el post anterior hablaba de los límites que nos ponemos: muchos sin darnos cuenta. Algunos de vosotros podríais pensar que el ejemplo que os di no es el que más nos afectaría en nuestra vida cotidiana. ¿De verdad? Cambiad el escenario, poned la intención en eliminar los límites, ¿cuál sería el resultado?

Es fabuloso cuando te liberas de los límites y llevas a cabo aquello que deseas, que has deseado desde hace mucho tiempo. Manifestarlo da mucho placer. Se puede que al quitar los límites encuentres obstáculos, barreras y sobre todo miedos y resistencias. Una cosa puede llevar a otra. Como una cadena, se va haciendo más larga y ahí es donde se añaden más límites. En mi libro hablo de resistencias y miedos y cómo deshacerte de ellos. Verás que la mayoría son el resultado de eso mismo. No saber quién eres realmente, no conocerte, no dejarte llevar por el instinto interno que te mueve es ser prisionero de los límites que conlleva tu vida.

No todos son tuyos, los tomas como tuyos los de la sociedad en la que vives, los de tu entorno y los de la gente con la que te comunicas. Aprende a filtrar lo que es bueno para ti y lo que te cautiva. No aprendas de los que ya llegaron a acostumbrarse a los límites y te dicen que son felices en ellos. Ser uno mismo presenta muchos retos para vivir en el mundo de cada día. Los resultados valen la pena. Estar en el filo te da fuerza y valor. ¡Atrévete a saltar!

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