Hace unos días me encontraba en el aeropuerto de Barcelona para coger un vuelo a Londres. La hora de embarque era a las 12 de la mañana. Era la una y media y aún seguíamos alienados en tres filas, por números de embarque. Sentía la incomodidad de estar de pie. No había asientos y algunos se sentaban en el suelo. Nadie nos avisaba sobre el retraso del vuelo, ni se disculpaban por tenernos de pie tanto tiempo sin información. Le pregunté a una persona que parecía hacer parte del personal aéreo. Me dijo que estaban esperando una llamada para salir, y me señaló un asiento de dos que había para gente con problemas físicos.

Me senté agradecida. En el otro asiento estaba una joven comiendo un bocadillo. Le comenté algo sobre lo preparada que iba, dadas las circunstancias en las que estábamos. Después de unos minutos de conversación me dijo que era invidente. Vivía en América y tenía que hacer transbordo en Londres. Quería pasar un día allí. Me dijo que tenía reservada una habitación en Camden. Le pregunté si conocía la zona y me dijo que no. Había cogido ese hotel porque era barato. Le expliqué el ambiente que se podía encontrar. Su vuelo era al día siguiente. Era una lástima, el retraso que llevábamos no le iba a quedar mucho tiempo para disfrutar de Londres. Le dije que admiraba su valor y su falta de miedo. Sonrió y añadió que era su madre la que sufría sabiéndola sola por allí.

¿Qué es la valentía? Es simplemente estar libres de miedos. Cuando no tienes miedo sabes que puedes hacer lo que sea. Hay que vigilar cada día los miedos. Muchas veces sientes miedo y no es tu miedo, sino el que te rodea de la sociedad en la que vivimos o de la gente con la que interaccionas. Hazte preguntas.

YoSoy la fuerza de la vida y tú también.

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