Todos pensamos y actuamos de acuerdo con nuestras percepciones. Estos cambian constantemente. Una cosa que olvidamos es que pueden cambiar con la velocidad de nuestros pensamientos. Las percepciones están motivadas por nuestras experiencias desde el momento en que llegamos al planeta. Incluyen nuestra familia, la forma en que nos educaron, los maestros que hemos tenido, amigos, influencias, etc., y el momento presente en el que los expresamos. Hay mucho que considerar. ¿Estás de acuerdo?

Entonces, debemos pensar antes de juzgar al mundo, a los demás, a todo lo que no percibimos desde donde estamos, que cada uno de nosotros es un mundo único, aunque formemos parte de una misma energía. Vemos las cosas desde lo alto de nuestra montaña. Nunca podemos ver lo que otros ven desde sus montañas. No importa la estrecha relación que podamos tener con otros seres. Pueden ser socios, hijos, hijas, padres o amigos muy cercanos. Cada uno de nosotros toma un camino específico desde nuestra montaña desde donde vemos todo lo que nos preocupa. Otros ven otras cosas que, aunque parezcan iguales, tienen colores diferentes y sensaciones diferentes. Seamos conscientes de quiénes somos antes de querer saber qué son los demás y por qué hacen lo que hacen. Si miramos a nuestro alrededor, veremos el sufrimiento, la fricción, las discusiones, la ira y más causados ​​por aquellos que quieren que los demás hagan o piensen como ellos.

¿Dónde estás tú en todo esto? ¿Hacia qué lado miras? ¿Al cielo oa la tierra? ¿Dentro o fuera de ti mismo? ¿Tienes peleas porque quieres que los demás vean las cosas como tú las ves, o porque quieren que tú las veas como ellos las ven? ¿Qué opciones ves ante ti? ¿Cuál vas a tomar?

Mi deseo para ti es que te lleves la mejor y más adecuada.

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