La soledad que sentimos porque creemos que no somos amados o porque no tenemos una pareja que nos transmita amor de una manera que nos llene, ese sentimiento de soledad es en realidad nuestra sensación de separación de nosotros mismos. Evitamos la realidad de lo que estamos sintiendo y, en cambio, culpamos a los demás por no amarnos. Olvidamos que somos nosotros los que no estamos en sintonía con nosotros mismos; y esa separación nos duele. Al no responsabilizarnos de nuestros sentimientos nos perdemos, mendigando el amor de los demás, cuando la fuente del amor está en nosotros.
¡Que haya luz! Que veamos lo que somos y lo que tenemos. Cuando esto sucede, ya no sentimos la necesidad de nada ni de nadie; estamos completos, satisfechos, contentos, felices.
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