Los niños tienen una capacidad inmensa de imaginar, de crear. Los adultos, por general, nos cuesta más llegar tan lejos como los niños. ¿Te lo has preguntado alguna vez?
Imaginar es natural para una mente abierta. Cuando deja de serlo es cuando nos olvidamos de ser niños. En nuestro interior vive ese niño/a que siempre hemos sido, pero lo olvidamos y lo tenemos encarcelado sin dejarle que juegue, que imagine, que sea alegre, que vibre con la vida, porque solo así se encontrará a sí mismo. Solo así verá la gran capacidad que lleva escondida. Solo así podrá reconocerse como el verdadero ser que es sin miedos, sin estrecheces, sin que le importe la opinión de los demás. Dime, ¿te importa lo que opinen los otros de ti? ¿Por qué? ¿Te falta seguridad en ti mismo? ¿Cómo tienes la autoestima? ¿Te quieres? ¿Cuánto te quieres?
Atrévete a imaginar y recuerda que todo es posible cuando lo creemos. Atrévete a desplegar la capacidad escondida que llevas. Te sorprenderá.
Yo soy la fuerza de la vida y tú también.
