Cada día me doy más cuenta de lo poco que nos conocemos y de lo mucho que nos extrañan nuestras reacciones cuando las cosas no salen como quisiéramos o incluso como las tengamos ya planeadas. Además, ahora es todo tan rápido que antes de que te des cuenta ya ha pasado. Se nos adelantan situaciones no deseadas sin darnos el tiempo para asesorarlas y poder decidir.

A veces atraemos lo que creemos merecer, porque aún no nos conocemos, aún no nos valoramos del todo. Esa falta de amor hacia nosotros mismos nos lleva a sufrir innecesariamente y la tendencia es culpar a los otros o a otros factores. Parece que nos cuesta mirar hacia dentro y ver lo que llevamos escondido. Lo vengo diciendo desde el 2018. Ayer buscando algo me saltó un post de ese año titulado “Silencio”. Pensé: “me gustaría revivir este post”. El silencio es necesario para conocernos y conseguir las respuestas a todas nuestras preguntas. No vayamos al exterior a buscar cuando ya lo tenemos todo en nuestro interior. Mientras la mente esté excitada con ideas de enfado no vamos a encontrar nada. En estas situaciones nos olvidamos de nuestro entorno y otros planes hechos y dejamos colgando a otras gentes. Esperamos que ellas nos entiendan.

Para llegar a conocernos es necesario hacernos muchas preguntas. Solo nosotros podremos contestarlas. Será mejor dejar al ego a un lado. ¿Qué piensas? ¿Ya lo haces? ¿Culpas a los demás por lo que te pase? Recuerda que culpar a los otros te trae más agresores. Todo lo que sembramos, recogemos. Todo lo que pensamos, manifestamos.

Yo Soy la fuerza de la vida y tú también.

Read in English>>