Es muy importante que empecemos el año con un propósito en mente: dejar atrás todo. Cuando queremos reformar una casa, ¿qué hacemos? Sacamos lo que haya, tiramos paredes, limpiamos y no dejamos nada. Así, la casa está lista para edificarla a nuestro gusto. La amueblamos con muebles nuevos y la decoramos con otras cosas que vayan más acorde al cambio hecho. Nuestras vidas son lo mismo. Tenemos que deshacernos de lo viejo para dar paso a lo nuevo. ¿Cómo se hace? En este caso lo que tenemos que limpiar es lo que llevamos dentro, para hacer espacio a lo nuevo que ya tenemos aquí y no podemos ver por lo cargados que vamos con lo viejo. Los miedos, las dudas, las creencias, las tradiciones, lo qué dirán de mí, no puedo, ¿qué voy a hacer? etc. Este es un equipaje pesado del que hay que deshacerse, si queremos seguir los deseos de nuestros corazones.

Hay que mirar hacía dentro, ver lo que llevamos, no dejar al intelecto que nos asuste por lo que los otros digan o hagan. Ser coherentes con lo que nuestros corazones nos dictan. No creer lo que viene de fuera sino lo que sale de nosotros. Deshacernos de los miedos y de lo que viene del exterior. Buscarnos dentro. Saber lo grandes y poderosos que somos. Creer en nosotros mismos. Este es un año de cambios. No nos quedemos rezagados para ser arrastrados por las decisiones de los otros, vayamos delante con las nuestras. Seamos proactivos en lo que nos impulsa el corazón para nuestro bien y el de todos.

Yo Soy la fuerza de la vida y tú también.

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