Se habla mucho de nuestras sombras. De que hay que tratar con ellas. Muchos ya saben lo que están haciendo, pero muchos más se preguntarán ¿Dónde están? ¿Las vemos? ¿Cómo lo hacemos?
Debemos ir a la infancia, cuando aprendemos qué comportamientos y emociones son aceptables según nuestro entorno familiar, social y cultural. Ahí empezamos a reprimir lo que no es aceptado y lo incorporamos a nuestras sombras. Este proceso de represión puede llevarnos a proyectar estos aspectos no reconocidos en los demás, criticando en ellos lo que no aceptamos en nosotros mismos.
Aceptar nuestras sombras implica un proceso de autoexploración y autocompasión. Al reconocer nuestros aspectos reprimidos, podemos integrarlos en nuestra conciencia, lo que nos permite de vivir de manera más plena y auténtica. Este viaje hacia la integración de las sombras nos ayuda a sanar heridas emocionales, superar patrones autodestructivos, conectar con vidas pasadas y desarrollar una mayor empatía hacia nosotros mismos y hacia los demás.
¿Estás preparado para empezar? La autosatisfacción te llenará por completo.
Yo Soy la fuerza de la vida y tú también.
