«Después de las peticiones de ayuda que mi alma enviaba al Universo, me llegó en auxilio Adelita para ayudarme a desaprender las actitudes que tanto daño me hacían y emprender el camino del gran conocimiento, en el que vivir es natural y alejado de esfuerzos. He aprendido que la profunda comunicación de nuestros deseos y la limpieza de los miedos nos traen de modo fácil la felicidad que antes erróneamente buscaba a base de sacrificios y sufrimiento. He aprendido el poder del amor y de los verdaderos deseos.»